En apenas siete años, el conjunto andritxol ha pasado de competir en la Regional Preferente a consolidarse en la Segunda Federación, con una gestión ejemplar y un crecimiento sostenido que lo sitúan como uno de los clubes más admirados del fútbol balear

Los orígenes humildes de un proyecto ambicioso
En el verano de 2018, el CE Andratx era, a ojos de todos, un club de pueblo. Competía en Regional Preferente, la antesala de la Tercera División, con un presupuesto modesto y una estructura que apenas soñaba con dar el salto a una categoría superior. Pero aquella temporada fue el punto de partida de una historia que pocos imaginaron La llegada del técnico José Contreras y la continuidad de una directiva encabezada por Rafa Ribot sentaron las bases de un proyecto a largo plazo. Sin promesas, pero con una idea muy clara: trabajar con estabilidad, mantener el bloque y construir un equipo competitivo paso a paso. El tiempo demostraría que aquella filosofía era el camino correcto.
el primer gran paso
En la primera temporada de Jose Contreras a los mandos, el Andratx logró su primer gran ascenso. En 2019, el equipo consiguió el billete a la Tercera División, un hito que se celebró como el inicio de una nueva era en Sa Plana. El bloque era prácticamente el mismo que había competido en Preferente, y esa continuidad fue la clave del éxito. El equipo se acostumbró a ganar y a competir contra rivales con más presupuesto. Ese equilibrio entre humildad y ambición se convirtió en la seña de identidad de un vestuario que pronto empezaría a soñar con metas más altas. Sin embargo, en su primera temporada en la 3ª división balear, y cuando mejor estaba el equipo, llegó la pandemia y truncó por completo la esperanzas de volver a ascender. El club competiría un año más en la categoría autonómica.
el salto histórico a la Segunda RFEF
La temporada 2020/21 fue la consagración de un modelo. En un curso todavía marcado por las restricciones de la pandemia, el CE Andratx firmó una campaña casi perfecta, coronada con el histórico ascenso a la Segunda RFEF. Por primera vez, el conjunto andritxol se situaba en la cuarta categoría del fútbol español.
El club vivió entonces uno de los capítulos más recordados de su historia: su participación en la Copa del Rey. En diciembre de 2021, el Andratx eliminó al Real Oviedo, equipo de Segunda División, y se midió en la siguiente ronda al Sevilla FC, al que llevó hasta la tanda de penaltis tras empatar 1-1 en una Sa Plana llena hasta la bandera. Aquella noche, el nombre del CE Andratx resonó en todo el país. De hecho, el gol de Miquel Llabrés, es considerado para muchos seguidores el mejor gol de la historia del club.

Un paso atrás para dar dos hacia adelante
La aventura en Segunda RFEF duró solo un año. En 2022, el equipo descendió de nuevo a Tercera, una categoría que conocía bien. Pero lejos de ser un golpe, el descenso sirvió como punto de inflexión. Con el mismo entrenador y sin perder su identidad, el Andratx se reinventó. Solo una temporada después, en 2023, el club recuperó su sitio en la Segunda Federación, confirmando que lo suyo no era una casualidad, sino el resultado de un método. Aquel año, además, volvió a vivir una noche mágica en la Copa del Rey frente a la Real Sociedad, otra muestra del respeto ganado en el panorama nacional. Además, cada vez más jugadores de renombre se unían al proyecto del suroeste de la isla. Nombres como Lucas Aveldaño, Gabri Ramis o Javi Castedo, defendieron los colores del Andratx en su regreso al 4º escalón del fútbol español.
La madurez de un modelo
La temporada 2024/25 marcó el punto más alto en cuanto a rendimiento deportivo. El Andratx firmó su mejor puntuación histórica en Segunda RFEF, protagonizando una segunda vuelta de récord (3º clasificado) y asegurando la permanencia con solvencia. Lo hizo, una vez más, siendo el equipo con menor presupuesto de su grupo, pero también uno de los más reconocibles por su estilo y compromiso colectivo. El técnico José Contreras, que sigue al frente desde aquel lejano 2018, ha convertido la continuidad en su mejor herramienta. Su equipo es un ejemplo de organización, intensidad y solidaridad, mientras que el presidente, Rafa Ribot, ha conseguido dotar al club de estabilidad institucional y una creciente profesionalización. “El secreto siempre ha sido mantener la esencia. No tenemos los recursos de otros, pero sí un grupo humano extraordinario y una afición que se identifica con lo que somos”, afirma Rafa Ribot, consciente de que el Andratx se ha convertido en un referente de gestión deportiva en las Islas Baleares.
La figura de Miquel Llabrés, símbolo de un pueblo
Si hay un nombre que resume la evolución del CE Andratx, ese es el de Miquel Llabrés. Jugador formado en la cantera, andritxol. Es sin duda el símbolo del equipo, el referente de la afición y el ídolo de los más pequeños. El «10» suma ya cerca de 150 partidos oficiales con la camiseta del primer equipo, además de haber contribuido en 43 dianas. Son números de leyenda, que le sitúan entre uno de los más grandes de la historia del club. Llabrés ha vivido ascensos, descensos, noches mágicas de Copa… y todavía tiene camino por recorrer.
“He vivido todo aquí: desde jugar de pequeño con mis amigos a las noches de Copa… y lo haría todo otra vez”, afirma Llabrés. “Este club me ha hecho crecer como futbolista y como persona. Ver lo que hemos conseguido juntos me emociona, porque detrás de cada paso hay mucho trabajo y mucha gente que siente estos colores. No todo el mundo puede presumir de estos logros con el equipo de su pueblo”.

Un futuro con los pies en la tierra
Hoy, el CE Andratx es un club asentado en la Segunda RFEF, con un proyecto serio que mira hacia adelante sin perder de vista su origen. El objetivo sigue siendo claro: mantener la categoría, seguir mejorando en estructura y dar pasos firmes hacia la profesionalización, sin renunciar a la identidad que lo ha llevado hasta aquí.
El camino desde 2018 ha sido una historia de superación constante. De la Regional Preferente al fútbol nacional, de los campos modestos de Mallorca a enfrentarse a clubes de Primera División. Siete años después, el CE Andratx ya no es aquel “club de pueblo” que soñaba con llegar lejos: es una realidad que ha aprendido a mirar de tú a tú a los grandes del fútbol semiprofesional español. Lo que antes era una ilusión es hoy un proyecto consolidado, sostenido por una afición cada vez más numerosa y un modelo de gestión que combina estabilidad económica, identidad local y ambición competitiva. En un fútbol cada vez más desigual, el Andratx demuestra que el trabajo, la coherencia y la unión pueden valer tanto como cualquier presupuesto. Y mientras el horizonte sigue ampliándose, en Sa Plana se mantiene viva una certeza: el sueño continúa, pero el club ya pertenece, por méritos propios, a la historia del fútbol balear .
